"Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca..."
de hiel, de menta y de albahaca..."
Cuando chica mi abuela y mi padre me enseñaron este poema y esta música. Ambos, suegra y yerno, coincidían en gustos literarios y algo de música. Ella fanática irremediable de Federico García Lorca. El fanático de todo lo que sea música. Ambos de nuevo coincidian en la música que maravillosamente regalaba Paco de Lucía con su guitarra. A mi, definitivamente me gustaba esa relación de mi abuela y de mi padre, como de madre e hijo, así que gozaba de todo lo que ellos pudieran enseñarme.
Hoy doy gracias a Don Paco de Lucía, porque sin saberlo hizo que la relación de suegra-yerno fuera tan cálida, compinche, y, porque a mi me hizo vivir una infancia bien entretenida y mágica con toda la música que amó y obsequió con todo su ser.
Akal. Akal. Akal... Don Paco de Lucia.
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