El otro día, mientras limpiaba la acera, unos revoltosos y muy comunicativos loros se instalaron en el tajy amarillo del vecino. llegó un par, otro, y luego otro... Cuando me di cuenta, eran como 20!
Estos tuvieron la delicadeza de brindarme sus poses. Fueron los menos timidos. Los demás, apenas escuchaban el click de la cámara: huían.
Para los que observan y se encuentran a si mismos, y, sanan.
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